La Vicaria
La Vicaria
Para aprovechar mejor el fresco elegimos una de las áreas exteriores, donde acogidos por la vegetación disfrutamos de una cena al aire libre.
Preferimos una de las ofertas que presentaban como las especialidades de la casa, el cerdo asado acompañado por varias guarniciones típicas de la cocina cubana. No puedo negar mi escepticismo desde el primer momento, que poco a poco fue desapareciendo con el buen servicio y la calidad de la comida. Restaurante principalmente frecuentado por familias que disfrutan de las opciones recreativas cercanas a este sitio, presenta una variada oferta que se caracteriza por abundantes porciones y precios asequibles. Esta vez, tras una espera razonable y entretenidos por la agradable plática y variados entrantes preparados especialmente para satisfacer nuestro pedido, llegó lo ordenado. El cerdo asado a la manera tradicional y aderezado por un especiado mojito campesino, fue presentado deshuesado y bien servido. Las guarniciones, menos felices, carecían de la temperatura adecuada pero su gusto y aroma resultaron agradables.
Para no repetir el error anterior, elegí como postre el sencillo flan que recomendó la camarera, que quizás hubiese estado algo mejor si el nivel de azúcar hubiese sido menor. Como opción extra el restaurante ofrece la modalidad de comida para llevar, y aprovechando la buena impresión que nos causó el asado decidimos ordenar varias porciones. De las bebidas es poco lo que puedo decir, pues nos limitamos a acompañar la cena con cerveza que por suerte estaba helada. Quizás esta vez mi visita tuvo mejor suerte gracias a la compañía; pero no cabe dudas de que este restaurante es el refugio de quienes cansados de la diversión de un día en familia llegan hasta allí para saciar su apetito.
Marisel Morejón Barbán Coordinadora Guía Excelencias Cuba.
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