Panadería San José

Panadería San José
Llegar a La Habana Vieja temprano en la mañana y disfrutar del despertar de una ciudad antigua es casi revivir escenas pasadas, que tras casi 5 siglos han quedado intactas en la memoria. Saludar a la Giraldilla, atravesar la Plaza de Armas hasta el número 159 de la calle Obispo y sentarse en la pastelería más antigua de la ciudad es un privilegio. La Panadería San José, emplazada en el mismo sitio desde el siglo XVIII, despierta a los caminantes con el aroma de los dulces y el exquisito café humeante que cada mañana atrae cientos de visitantes. Las primeras horas del día son las mejores para disfrutar de un delicioso croissant recién salido del horno sentado en plena calle a la sombra, mientras todo cobra vida alrededor. Entonces es fácil imaginar a Hemingway, saliendo del Hotel Ambos Mundos en busca de su daiquirí en el Floridita. Pocas veces un lugar con tanta historia puede transportarnos y provocar sensaciones únicas, como saber que en el mismo sitio donde estamos sentados miles de personas desde hace más de dos siglos han disfrutado de un humeante café o un aromático chocolate como lo hacemos hoy. La gran variedad de dulces y panes que ofrece este establecimiento impresiona por su constante renovación y clientela, tal parece que nunca termina la fila frente al mostrador. A toda hora desde su apertura hasta el cierre se puede ver la misma cantidad de personas, que persistentes en su empeño esperan lo necesario para degustar o llevar a casa las delicias de esta panadería. Particularmente me declaro fanática de los panes coloniales y los pasteles de queso y atún que mantienen calientes para beneplácito de los clientes. Si es poca su paciencia y desea visitar este sitio, hágalo en las primeras horas de la mañana, de todas formas, siempre podrá degustar algunas de sus ofertas en un puesto cercano en la intersección de las calles Cuba y O`Reilly. Marisel Morejón Barbán. Coordinadora Guía Excelencias Cuba.