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Restaurante Kow Kong

Restaurante Kow Kong


Restaurante Kow Kong
Alejado del corazón del Barrio Chino de La Habana, se encuentra el museo Restaurante Kow Kong, perteneciente a la sociedad china homónima. Desde el exterior poco convencional, lo menos que piensa el visitante es que esconde en su interior una hermosa colección de arte chino donada por los miembros de la sociedad. La edificación donde reside, construida en 1954, de estilo neoclásico utiliza hoy el mobiliario original de su inauguración. El edificio atesora un impresionante mural recientemente restaurado por especialistas de la Oficina del Historiador de la Ciudad, que puede considerarse uno de sus principales atractivos por la historia que refleja. Por casualidad, una visita de fin de semana a esos sitios que nunca vamos a menos que sea absolutamente necesario, me llevó hasta allí justo cuando ya había desistido de encontrar el lugar que buscaba. Para atenuar la sed entré al establecimiento, y fui amablemente recibida por un mozo que me llevó hasta salón climatizado y de inmediato me trajo la carta de bebidas. El enorme salón me asombró y más aún su decoración. Me decidí por una gaseosa bien fría y para iniciar, ya que estaba en un restaurante chino, que mejor que maripositas chinas. ¡Las mejores de la La Habana! Es lo único que puedo decir, nunca había probado en este sencillo plato una textura tan suave y delicada, el secreto, su esmerada elaboración por una de los miembros de la sociedad que sobrepasa los 90 años. La carta extensa y bien elaborada, para mi sorpresa no tenía esa gran cantidad de platos provenientes de la culinaria china, la mayoría de estos era una elaboración muy particular de delicias cubanas e internacionales capaces de satisfacer los más variados gustos. Opté por una de las sugerencias del chef, el rancho marino, un filete de pargo finamente cortado y relleno de camarones, queso y jamón, acompañado de vegetales y mariquitas. Excelente en su elaboración y gusto, aunque deficiente en su presentación. Plato generoso en sus cantidades, tiene su variante de tierra en el rancho coquito, elaborado con un filete de cerdo bien cortado y relleno de jamón, queso y bacón. El servicio bien montado y la diligente atención muestran las potencialidades de este establecimiento que, si bien no se encuentra en una zona privilegiada, ha buscado con paciencia y el esfuerzo de su gerencia una clientela asidua que lo prefiere por la calidad de sus servicio y exquisitez de su comida. No puedo decir que sea uno de los sitios donde el diseño y el concepto identidad revelen desde un primer instante lo que el comensal ha de encontrar en su pedido, por el contrario, el abigarramiento del espacio puede crear demasiadas distracciones para quien no está acostumbrado a las maneras chinas. En mi visita tuve la oportunidad de conocer a la gerencia del restaurante que funciona como sociedad de naturales y descendientes del pueblo de Kow Kong en China. Aunque lo mejor de todo fue poder intercambiar con la fundadora de este restaurante, quien en sus casi 8 décadas, hace doce años sacara adelante este proyecto y que hoy con un espíritu envidiable trabaja y ha visto crecer al más joven de sus hijos. No está este restaurante en mi lista de lo más chic y renombrado de los restaurantes de La Habana, pero sin dudas, sus maripositas, son las mejores. Marisel Morejón Barbán Coordinadora del Proyecto Guía Excelencias Cuba.

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